Un par de investigadores afirman que las personas que trabajan en ambientes desordenados son menos eficientes y persistentes que aquellas que laboran en oficinas impecables.
La acumulación desordenada de objetos como documentos, las tazas de café, así como cualquier otro componente o equipo de trabajo utilizado en el laboratorio puede ayudarle a proyectar una imagen de alguien que trabaja a todo ritmo; pero en realidad, este caos podría estar perjudicándolo, opinan Boyoun Chae y Rui Zhu de Harvard Business Review.
"Nuestros estudios muestran que las personas que trabajan en laboratorios desordenados son menos eficientes y persistentes y se sienten más frustrados y cansados que aquellos con laboratorios impecables", afirman los investigadores.
Sin embargo, uno podría decir que nadie que haya trabajado en un laboratorio con alto trafico de clientes puede mantener su mesa ordenada por más de una semana, o que incluso a algunas personas le gusta su desorden, pues es tan reconfortante como un pequeño nido.
"A esto respondemos que: sí, puede ser difícil mantener un escritorio ordenado. Y sí, el desorden puede ser reconfortante, incluso liberador, de cierto modo, ya que no tiene que preocuparse por el desorden de las cosas porque ya están desordenadas", comentan Chae y Zhu.
Sin embargo también aseguran estas investigaciones que llegar al trabajo y encontrar un ambiente limpio y ordenado de inmediato produce una sensación de frescura y relajación que facilita el proceso de concentración en las tareas verdaderamente importantes en lugar de comenzar el día realizando tareas de aseo que exigen un mayor esfuerzo físico que seguramente le dejará agitado al sentarse en la mesa a trabajar y con ¨la mente en el aseo del lugar cuando debería concentrar todos sus recursos cognitivos en las tareas a ejecutar¨
Pero...¿Como lograr mantener el orden en el lugar?
La respuesta es sencilla según estos investigadores, y se trata de mantener una disciplina en los horarios de apertura y cierre lo cual asegura que las tareas de limpieza una vez finalizada la jornada de trabajo se puedan realizar sin excepción, para ello, se debe asegurar un tiempo mínimo al final de cada día que debe ser empleado en la limpieza del lugar, por lo que, a la jornada efectiva de trabajo (horario de apertura y cierre del lugar) se debe sumar una cuota de tiempo para realizar las labores de aseo, que con seguridad le permitirán iniciar al siguiente día con energías renovadas.
¨Ese tiempo de aseo será indirectamente tiempo de producción ya que proveerá las condiciones de trabajo en un ambiente agradable lo cual permitirá aumentar la producción del personal......
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